¿Cómo hago la transición de la leche de materna a la leche de vaca?

Antes de empezar a desarrollar el proceso de transición de la leche materna a la leche de vaca, es necesario comentar que cada niño es de una manera, cada mamá es de una manera y cada familia es de una manera, por lo que no existe la fórmula exacta con los bebés/niños. Por tanto, no hay edad exacta ni método exacto. Todos, siempre que sean dirigidos o supervisados por un pediatra, son correctos.

De la leche materna a la leche de vaca: ¿qué tipos existen?

A continuación vamos a ver los principales tipos de leche que existen y en qué periodos de la edad del bebé se recomienda tomarlas.

Leche materna

Hasta los 6 meses de edad lo más recomendable es la leche materna o la leche de fórmula sustitutiva de la leche materna. Es recomendable a partir de los 6 meses empezar a introducir otro tipo de alimentación a los bebés, que son los sólidos. Hasta ese momento, la leche materna había aportado a nuestros hijos todos los nutrientes que necesitaban y la leche se va adaptando a lo que ellos van necesitando. Llegada a esta edad, que en algunos niños pueden ser 5 meses y en otros 7 meses, dependiendo de su desarrollo y crecimiento, el pediatra nos recomendará empezar a introducir alimentos poco a poco, conforme ellos nos indiquen.

Leche de transición

Existen en el mercado multitud de leches de transición formuladas en esta etapa de la vida de nuestros niños, tanto de fórmula como en brick. Durante esta etapa, los menores comienzan a introducir la alimentación sólida, por lo que aprenden a comer, empiezan a abandonar los biberones y son más independientes a la hora de decidir qué, cómo y cuándo quieren comer, por lo que su proceso madurativo ha avanzado bastante.

Leche de vaca

El sistema digestivo de un bebé no tiene la capacidad de digerir las proteínas de la leche de vaca tan completa o fácilmente como las de la leche materna o de fórmula. Además, la leche de vaca contiene altos niveles de proteínas y minerales, los cuales podrían sobrecargar los riñones inmaduros del bebé. Pero una vez que el sistema digestivo de tu bebé esté listo para digerir, la leche de vaca se transformará en un excelente complemento a una alimentación sana que incluya cereales, vegetales, frutas y carnes.

¿Por qué debo empezar a darle leche de vaca a mi bebé?

La leche de vaca es una excelente fuente de calcio, por lo que ayudará al pequeño a crear huesos y dientes fuertes. Será también esencial en el proceso de coagulación de la sangre y el control de los músculos.

La leche de vaca es, además, una de las pocas fuentes de vitamina D, la cual ayuda al organismo a absorber mejor el calcio y es esencial para el crecimiento de los huesos. La leche también proporciona proteína para el crecimiento y carbohidratos para que tu pequeño tenga toda la energía que necesita. Existen estudios que indican que el riesgo de que tu niño tenga hipertensión, apoplejía, cáncer de colon y fracturas de caderas disminuye de por vida si obtiene el calcio que necesita desde que es pequeñito.

¿Debo dejar de darle pecho cuando mi niño empiece a tomar leche de vaca?

No hay razón para dejar de darle el pecho a tu bebé una vez que empieces a darle leche de vaca. Puedes seguir amamantando a tu bebé más allá del primer año de vida mientras tú y tu bebé disfrutéis la lactancia.

¿Cuánta leche debería beber mi niño?

La mayoría de los niños de 1 año obtienen la suficiente cantidad de calcio y vitamina D si beben de 1 a 1 vaso y medio de leche de vaca diariamente, o una cantidad equivalente de otros productos derivados de la leche, como queso y yogur. Para los 2 años, un niño deberá tomar 2 vasos diarios de leche de vaca u otros productos lácteos.

Lo más recomendable es darle leche entera, a no ser que tengan propensión a la obesidad. Los niños menores de 2 años necesitan las altas cantidades de grasa que contiene la leche entera, para mantener un aumento de peso normal, y para ayudar a que su cuerpo absorba de manera adecuada las vitaminas A y D.

¿Qué trucos puedes probar si tu hijo no quiere tomar leche de vaca?

Hay niños a quienes les encanta la leche desde el primer momento en que la prueban. Sin embargo, como la leche de vaca tiene una textura, sabor y hasta una temperatura diferente a la leche materna o de fórmula, algunos se resisten a aceptarla.

Si eso le pasa a tu niño, prueba a mezclar leche de vaca con leche materna que te hayas extraído o leche de fórmula. Por ejemplo, empieza con una parte de leche entera y tres partes de la leche que está acostumbrado a tomar y después aumenta poco a poco la proporción de leche de vaca en la mezcla hasta que tu bebé esté tomando 100% leche entera.

Si a tu niño no le gusta la leche ni los productos lácteos, no será fácil alcanzar la cantidad mínima diaria recomendada. Sin embargo, hay muchas maneras de incluir estos productos en la alimentación de tu niño, entre las que destacan las siguientes.

        Mezcla la leche con el cereal del desayuno de tu hijo.

        Prepara natillas caseras y batidos de frutas con leche.

        Dale yogur o queso fresco.

        Cocina sopas y cremas hechas con leche en lugar de agua.

Al final no hay más que tener paciencia e ingeniárselas para que puedan probar todos los alimentos e introducirlos en su dieta de la manera más variada posible. Recuerda que quizás necesites probar muchas veces hasta que se haya familiarizado con su sabor y quiera tomarla. No hay problema en que siga utilizando el biberón hasta que se acostumbre a su sabor. El secreto está en hacerlo todo de la manera más natural posible y que el niño se sienta cómodo y acompañado en cada cambio de su vida. Si nosotros lo normalizamos, el niño lo normalizará.

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