Vengo de una familia en donde todos han emprendido, para mí el emprendimiento es una forma de vida, dado que hemos tenido la suerte que nos ha ido bien en general. Palpa es mi tercer emprendimiento,  antes tuve uno de limpieza que fue exitazo y una floreristería. Eso si, Palpa es el que más me llena por el impacto que tiene. 

Yo acababa de terminar la universidad y era momento de arriesgarse, el proyecto tiene mucho sentido para mí y eso hizo que no pensase tanto en que emprender podría ser un fracaso, el mayor error habría sido no intentarlo por miedo al riesgo.

Obviamente hemos tenido muchísimos minutos de angustia, unos que he llevado sola por ser la única fundadora y otros momentos compartidos a nivel equipo. Puedo decir que todo ha valido la pena pero que emprender es un camino muy inestable, hay que aprender a vivir con incertidumbre, cosa que aún estoy trabajando dado que me cuesta muchísimo no tener el control.

Hoy puedo decir que estoy muy orgullosa de mí misma, he crecido muchísimo como persona y  aprendido más de lo que había aprendido en la vida. Liderar equipos no es fácil, desarrollar un producto tampoco y menos llevarlo a otro país, pero la misión de Palpa es tan bonita que ha logrado salir adelante. El producto es lo que más ha evolucionado desde sus inicios, cuando ni funcionaba en mi proyecto de fin de grado, hasta ahora que es de producción industrial y escalable para llevar a todo el mundo.